El mindfulness, o atención plena, es una práctica que ayuda a desarrollar la capacidad de estar plenamente presentes en el momento, sin distracciones ni juicios. Para los niños, esta habilidad puede ser particularmente beneficiosa, ya que les permite manejar sus emociones, mejorar su concentración y desarrollar una mayor conciencia de sí mismos. Aunque la idea de «meditar» puede parecer abstracta para los más pequeños, existen muchas formas sencillas y divertidas de introducir el mindfulness en su vida cotidiana.
1. Respiración consciente: el poder de la respiración
La respiración es la herramienta más simple y efectiva para enseñar mindfulness a los niños. Puedes empezar con algo tan sencillo como enseñarles a respirar profundamente, centrándose en cada inhalación y exhalación. Esto no solo les ayuda a relajarse, sino que también les da una manera de calmarse cuando se sienten abrumados o estresados.
Ejercicio: La respiración de la abeja Pídeles que se sienten cómodamente y cierren los ojos. Luego, inhalen profundamente por la nariz y, al exhalar, imiten el sonido de una abeja: «bzzz». Esto puede ser muy divertido para los niños, y al mismo tiempo les enseña a controlar su respiración y a estar más presentes.

2. Juegos de atención plena: divertirse mientras practican
Los juegos son una excelente manera de enseñar mindfulness, ya que mantienen a los niños involucrados y enfocados mientras desarrollan sus habilidades de atención.
Juego: el juego de la escucha En este ejercicio, pídeles que se sienten en silencio y cierren los ojos. Durante un minuto, deben escuchar todos los sonidos que puedan oír: el viento, el sonido de su respiración, los pájaros, etc. Después, pueden compartir lo que escucharon. Este juego les enseña a estar presentes y a enfocarse en los detalles de su entorno.
Juego: el objeto de atención Coloca un objeto frente al niño (puede ser una piedra, una flor o cualquier objeto que le atraiga). Pídeles que lo observen con atención durante un minuto. Les pueden preguntar qué ven, qué sienten o qué piensan sobre ese objeto. Este ejercicio desarrolla la concentración y les ayuda a estar más atentos al aquí y ahora.

3. Mindfulness a través del movimiento: conectando el cuerpo y la mente
El movimiento también puede ser una forma de practicar mindfulness. Actividades como el yoga o el Tai Chi son ideales para ayudar a los niños a conectarse con su cuerpo y a aprender a ser conscientes de cómo se sienten mientras se mueven.
Ejercicio: el árbol que respira Pídeles que se pongan de pie, cierra los ojos y hagan una postura de árbol. Pueden levantar una pierna y colocarla sobre el muslo de la otra pierna, formando un «árbol» con su cuerpo. Mientras mantienen la postura, les animas a respirar profundamente y a sentir la estabilidad de su cuerpo. Este ejercicio les ayudará a desarrollar equilibrio físico y mental.

4. Mindfulness en las rutinas diarias: aprovechando lo cotidiano
Incorporar la práctica del mindfulness en las rutinas diarias de los niños es una manera excelente de enseñarles a estar presentes, incluso cuando no están en una sesión de meditación formal.
Consejo: comer con atención Invita a los niños a comer con mindfulness. Esto significa tomar su tiempo para saborear cada bocado, observar los colores y texturas de la comida y sentir cómo se sienten al comer. Puedes hacerlo más divertido pidiéndoles que describan el sabor de su comida como si fuera la primera vez que la prueban.
Consejo: caminar con atención Un paseo corto por el parque o el jardín puede convertirse en una práctica de mindfulness si se les invita a caminar lentamente y a notar todo lo que les rodea. Pregúntales sobre lo que ven, oyen o sienten al caminar, animándoles a centrarse en el momento presente.

5. Beneficios del mindfulness para los niños
Incorporar el mindfulness en la vida de los niños tiene numerosos beneficios, entre los que destacan:
- Mejora de la concentración: la práctica regular de mindfulness ayuda a los niños a enfocarse mejor en las tareas, lo cual es especialmente útil en el ámbito escolar.
- Regulación emocional: les permite manejar sus emociones con más eficacia, reduciendo la impulsividad y la ansiedad.
- Reducción del estrés: al aprender a calmar su mente, los niños pueden lidiar mejor con situaciones estresantes o abrumadoras.
- Mejora de la empatía: practicar mindfulness les enseña a ser más conscientes de los sentimientos de los demás, promoviendo la empatía y la compasión.
6. Consejos para padres y educadores
- Sé un modelo para ellos: Los niños aprenden mucho observando a los adultos. Si practicas mindfulness en tu vida diaria, ellos serán más propensos a seguir tu ejemplo.
- Comienza poco a poco: no es necesario hacer largas sesiones. Empieza con ejercicios de 5 minutos y ve aumentando gradualmente.
- Hazlo divertido: los niños aprenden mejor cuando se divierten. Usa juegos, historias y actividades creativas para hacer que la práctica de mindfulness sea atractiva.
- Sé paciente: los niños, especialmente los más pequeños, pueden encontrar difícil quedarse quietos por mucho tiempo. No te frustres si al principio no logran concentrarse; la práctica constante traerá resultados.

Conclusión
El mindfulness puede ser una herramienta poderosa para ayudar a los niños a desarrollar habilidades emocionales y de concentración desde una edad temprana. Al integrar prácticas de atención plena en su vida cotidiana, les damos el regalo de una mayor paz interior, la capacidad de gestionar sus emociones y una mayor conexión con el mundo que les rodea. Con paciencia y constancia, los niños aprenderán a estar presentes en el momento, un hábito que les servirá a lo largo de toda su vida.
Véase el libro de Eline Snel (2012). Tranquilos y atentos como una rana.
Este libro ofrece técnicas sencillas y accesibles para enseñar a los niños a relajarse y concentrarse, acompañado de un CD con meditaciones guiadas.
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