✨ Un espacio para volver a ti

2–3 minutos

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A veces basta con cerrar los ojos para escuchar el ruido que llevamos dentro.

No estamos aquí para cambiarte, ni para ofrecerte recetas.
Solo para compartir silencios. Para mover el cuerpo con respeto. Para escuchar lo que duele sin prisas.

Aquí se respira.
Se camina despacio.
Se permite estar triste, cansado o confundido.
Aquí caben las preguntas sin respuesta.

No importa si nunca has practicado nada.
No importa si hoy no puedes más.
Este es un lugar donde nadie te exige estar bien.
Solo estar.

El Instituto del Qi y el Movimiento es un rincón sin escaparates. Un jardín de sombra y de calma. Un gesto pequeño en medio del caos. Si algo de esto llama tu atención, ya estamos en contacto.

🌿 El sabio actúa sin actuar

Como dicen los antiguos textos taoístas,
«el sabio actúa sin actuar, enseña sin palabras, y todo se transforma a su alrededor.»

Y al leerlo, algo en nosotros se detiene.
Porque estamos acostumbrados a lo contrario: a esforzarnos, a demostrar, a intervenir, a hablar más de la cuenta.
A empujar la vida como si fuera un carro atascado.

Pero la sabiduría del Tao no va por ahí.
El Wu Wei, ese principio tan difícil de traducir, no significa no hacer nada. Significa no ir contra la corriente natural de las cosas. No forzar lo que aún no ha madurado. No intervenir por miedo. No empujar cuando toca esperar.

El sabio, dice el texto, enseña sin palabras.
Y es que a veces una presencia serena transforma más que mil consejos.
Un gesto tranquilo, una mirada que no juzga, un cuerpo que respira con el mundo en lugar de resistirlo…
Eso también enseña. Eso también cura.

En nuestra práctica —ya sea con el cuerpo, con la respiración, con el silencio— aprendemos a confiar en lo sutil.
A dejar de imponer un ritmo. A escuchar el movimiento antes de movernos.
A dejar que algo se revele sin tener que nombrarlo de inmediato.

Y entonces, sin saber cómo, las cosas se transforman.
No porque hayamos hecho grandes esfuerzos, sino porque hemos dejado de interferir.
Porque hemos hecho espacio.
Porque algo en nosotros ha soltado la idea de controlar.

El Instituto del Qi y el Movimiento es eso:
una rendija por donde se cuela el aire.
Una invitación a ser menos ruidosos por dentro.
A volver a aprender lo que sabíamos de niños: que el cuerpo sabe, que el tiempo tiene su música, que la vida no se conquista, se acompaña.

Aquí no se enseña desde un pedestal.
Se acompaña desde el suelo, desde la práctica diaria, desde lo que cuesta y lo que alivia.
Y si algo cambia, que sea porque dejamos de resistir lo que ya era cambio.

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«Cuando dejas de empujar, el mundo se acomoda.
Cuando dejas de hablar, todo empieza a decir algo.
Cuando dejas de hacer, algo actúa por ti.»

— eco del Tao

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