
Hoy, al abrir los ojos y respirar el aire fresco de la mañana, dejemos que el ritmo de la vida se desacelere por un momento. Este sábado es una invitación a la quietud, al silencio interno, donde el Qi, esa energía vital, nos guía a encontrar el equilibrio. No hay necesidad de buscar nada fuera de nosotros, todo lo que necesitamos está dentro, esperando ser reconocido y dejado fluir.
A menudo, el Qi se confunde con lo externo, con lo que nos rodea, pero en realidad, es lo que reside en nuestro interior, lo que habita en cada fibra de nuestro cuerpo, en cada respiración. Solo tenemos que permitirnos sentirlo, no como algo distante o ajeno, sino como una parte esencial de nosotros.
Hoy, les invito a cerrar los ojos y entrar en un estado de profunda conexión con su cuerpo. A sentir cómo cada respiración se convierte en un puente entre el interior y el exterior, entre el cuerpo y el espacio que nos rodea. El Qi no necesita ser buscado, solo aceptado. Y cuando lo aceptamos, se despliega en toda su magnitud, en una danza tranquila entre los movimientos de nuestro cuerpo y la energía que circula a través de él.
Este sábado, hagamos un ejercicio sencillo pero poderoso, un momento para reconectar con nuestro ser y con la energía que nos sostiene. Les propongo:
Ejercicio: Respiración Consciente con Movimiento Suave
- Encuentra tu espacio: Siéntate o párate en un lugar tranquilo, donde puedas sentir el espacio a tu alrededor. Cierra los ojos y comienza a respirar profundamente, sintiendo cómo el aire entra y sale de tus pulmones.
- Conciencia del cuerpo: Lleva tu atención a cada parte de tu cuerpo. Siente el peso de tus pies sobre el suelo, la suavidad de tus hombros, la ligereza de tu respiración. Sin prisa, recorre cada rincón de ti, tomando conciencia de cómo se siente estar aquí, ahora.
- Movimiento suave: Con cada inhalación, permite que tus brazos se eleven lentamente hacia el cielo, sintiendo la expansión en tu pecho. Con cada exhalación, deja que tus brazos caigan suavemente hacia los lados, sintiendo cómo la energía fluye hacia abajo, hacia la tierra. Hazlo de manera lenta y consciente, permitiendo que cada movimiento se sincronice con tu respiración.
- Fluidez: No te apresures. Deja que el movimiento y la respiración sean uno solo. Si tu mente se distrae, suavemente regresa a tu respiración, a la conexión con el cuerpo. Recuerda, el Qi fluye cuando estamos presentes y aceptamos la calma.
- Cierre: Después de algunos minutos, lleva tus manos al corazón y siente cómo la energía que has movilizado se concentra en tu centro. Respira profundamente y agradece el momento de conexión. Siente cómo tu cuerpo y tu energía han vuelto a alinearse.
Este ejercicio, aunque sencillo, te permitirá reconectar con la quietud del Qi, recordando que no necesitas buscar nada fuera de ti, solo aceptar y permitir que lo que ya está dentro fluya libremente. Que este sábado sea un día de profunda conexión y renovación.
Deja un comentario