
Reflexiones al hilo de la versión de “Let it Be” por JP Cooper
Hay canciones que parecen encontrar el camino hasta uno cuando más se necesitan. No porque suenen alto ni estén de moda, sino porque llegan como llegan las cosas verdaderas: en silencio, por dentro.
Así me pasó hace unos días con esta versión de Let it Be, interpretada por JP Cooper. La tenía de fondo mientras recogía los cuencos del desayuno, y de pronto tuve que parar. Algo en su voz —tan humana, tan desnuda— me llevó directo a una emoción que no tenía nombre.
No era tristeza. Era algo más hondo. Como si alguien al fin pusiera palabras a eso que a veces me pesa en el pecho y no sé cómo soltar.
Siempre he sabido que hay batallas que no se ganan luchando, sino rindiéndose. Pero no rindiéndose al dolor o a la derrota, sino a la vida misma. Let it Be no es una canción de resignación. Es una oración de confianza. Un recordatorio de que incluso en medio del caos, incluso cuando todo lo que nos sostenía se tambalea, hay una calma que nos espera dentro.
Hay una parte de la letra que siempre me ha emocionado:
“When the broken-hearted people living in the world agree, there will be an answer, let it be.”
Los que tienen el corazón roto… ¿y si fueran ellos quienes pueden ver las respuestas? ¿Y si justo ahí, donde duele, está la semilla de algo nuevo?
Yo he vivido pérdidas. He tenido días —muchos— en los que no sabía cómo continuar, en los que hasta respirar era difícil. He sentido el cansancio de cargar con lo que no se nombra, con lo que no se ve. Pero en medio de todo eso, siempre ha aparecido una chispa. A veces en forma de canción. A veces en forma de mirada, de gesto, de silencio compartido.
Let it Be, escuchada así, en esta versión cálida de JP Cooper, no suena a consigna ni a eslogan. Suena a verdad susurrada. A esa voz que muchos escuchamos alguna vez, como decía McCartney, “in times of trouble”, cuando todo parece derrumbarse: una voz que no empuja ni exige, sino que acompaña.
Hoy siento que la resiliencia no es levantar muros ni fingir fuerza. Es tener el coraje de estar presente incluso en la incertidumbre. Es aprender a decir “deja que sea” cuando todo dentro grita “haz algo, cambia algo, controla algo”.
Dejar que sea no es rendirse, es confiar. Y yo estoy aprendiendo —cada día, cada paso, cada lágrima— a confiar un poco más.
Así que si estás leyendo esto y sientes que no puedes más, pon esta canción. Siéntate. Respira. Y deja que lo que tenga que venir, venga.
Hay una respuesta. Aunque no la veas todavía.
Let it be.
Replica a Sara V. Cancelar la respuesta